EVIDENCIA CIENTÍFICA, TIPOS DE ESTUDIOS, JERARQUÍA Y GRADOS DE VALIDEZ

Los dietistas y nutricionistas, que desarrollan su actividad profesional (como el resto de los profesionales sanitarios) en base a las recomendaciones extraídas de estudios científicos, necesitan hacerlo siendo conocedores del grado de confianza que pueden depositar en dichas recomendaciones. La gran cantidad de datos publicados sobre dietética y nutrición ha creado la necesidad de resumir los hallazgos y obtener conclusiones basadas en la mejor evidencia empírica disponible. En este sentido, es necesario desarrollar un sistema práctico de clasificación de los niveles de evidencia para la dietética y la nutrición (como para el resto de los profesionales sanitarios). Dicho sistema debe ser la herramienta que permita dar una mayor solidez a las recomendaciones y prescripciones emitidas por los profesionales.

¿QUÉ ES EL MÉTODO CIENTÍFICO?

El método científico se refiere al procedimiento o conjunto de procedimientos que se utilizan para la obtención de conocimientos científicos.

Se considera que el método científico, de forma general, consta de una serie de pasos obligatorios, existiendo ligeras variaciones o pasos añadidos dependiendo de la disciplina científica concreta.

Características principales del método científico:

  • Empírico
  • Reproducible
  • Provisional (refutable)
  • Objetivo
  • Sistemático

ESQUEMA DE LOS PASOS PRINCIPALES DEL MÉTODO CIENTÍFICO

  1. Observación, ya sea directamente con los sentidos o mediante diversas herramientas.
  2. Formulación de una pregunta.
  3. Planteamiento de la hipótesis, es decir, una posible explicación que se da a partir de las observaciones realizadas.
  4. Experimentación, cuyo objetivo es dar validez a la hipótesis planteada. En función de los resultados de la experimentación, la hipótesis podrá ser aceptada o rechazada.
  5. Elaboración de una teoría, es decir, unas conclusiones, que será resultado de aquellas hipótesis que tengan mayor probabilidad de ser confirmada como ciertas.
  6. Formulación de una ley, en el caso de que la teoría pueda ser demostrada mediante nuevas experimentaciones.

¿QUÉ ES LA EVIDENCIA CIENTÍFICA Y COMO UTILIZARLA?

Definiremos «evidencia científica», como el uso consciente, explícito y juicioso de datos válidos y disponibles procedentes de la investigación científica, que de forma muy rigurosa e inequívoca demuestran un fenómeno natural (fisiológico, físico…).

Evidencia significa «certeza clara y manifiesta y tan perceptible de una cosa que nadie puede racionalmente dudar de ella». Y el adjetivo científico intenta calificar a tal evidencia como más evidente si cabe, al haber sido obtenida por métodos garantizados como seguros.

Pero las evidencias científicas no son verdades absolutas, mas bien son las mejores pruebas disponibles para conocer un asunto concreto en un momento determinado. Por lo tanto, no son inmutables y pueden variar con el tiempo. Pues a medida que la investigación sobre un tema avanza aparecen nuevas evidencias que en ocasiones contradicen a las previas. La ciencia avanza a pasos agigantados y por ese motivo los investigadores siempre deben estar muy informados y actualizados sobre las novedades de su campo de estudio.

¿TODAS LAS EVIDENCIAS CIENTÍFICAS SON IGUAL DE VÁLIDAS?

Las evidencias científicas se clasifican según los estudios de los que derivan las pruebas, estableciéndose una jerarquía en función de su fiabilidad.

En el caso concreto de las Ciencias de la Salud, nos encontramos con la siguiente clasificación:

1) Metanálisis (MA): estudios estadísticos de los resultados de los diferentes estudios recopilados en torno a un asunto concreto. Aquí se gestionan grandes cantidades de información que provienen de estudios de cualquiera de los otros niveles.

Meta-análisis (MA), de alta calidad, revisiones sistemáticas (RS) de ensayos clínicos o ensayos clínicos de alta calidad con muy poco riesgo de sesgo.

Trabajos que consisten en la valoración de estudios con un método cuantitativo mediante la combinación de resultados de estudios independientes (normalmente extraídos de lo publicado en la literatura científica) y sumarios sintetizados y conclusiones que podrían utilizarse para evaluar la efectividad terapéutica, planificar nuevos estudios, etc.

La revisión sistemática examina todas las pruebas relevantes publicadas sobre un tema dado, y el metanálisis combina conjuntos de datos de estudios más pequeños en un solo conjunto de datos grande. Debido a que los estudios más pequeños a menudo producen resultados contradictorios, el objetivo de la revisión y el metanálisis es llegar a un consenso.

2) Ensayo clínico aleatorizado: investigaciones en pacientes. Presentan evidencias de mayor calidad, pues en ellos los pacientes que forman el grupo de control y los que forman el grupo de experimentación se determinan de manera aleatoria. De esta forma se elimina lo que se conoce como el sesgo de selección.

Los ensayos clínicos controlados aleatorizados (ECCA) se definen como trabajos consistentes en un ensayo clínico que involucre, como mínimo, un grupo de intervención y un grupo control, asignación simultánea, y seguimiento de ambos grupos. Asimismo, los tratamientos a administrar se seleccionan por un proceso aleatorio.

3) Ensayo clínico sin aleatorizar: los ensayos clínicos controlados (no aleatorizados) se definen como trabajos consistentes en ensayos clínicos que involucren, como mínimo, un grupo de intervención y un grupo control, y que especifiquen las medidas de los parámetros para la intervención estudiada, mediante un método libre de sesgos para asignar a los pacientes al tratamiento. Los tratamientos podrían ser fármacos, aparatos o procedimientos estudiados para valorar la efectividad del diagnóstico, la terapia o la profilaxis. Las medidas de control incluyen placebos, sustancia activa, no tratar, dosis utilizada y regímenes, comparaciones históricas, etc.

4) Estudio de cohortes: estudios en los que se identifican subgrupos de población. Estos grupos pueden ser o no expuestos a factores que hipotéticamente podrían influir en la probabilidad de que ocurra una enfermedad en concreto u otro acontecimiento. Las cohortes son poblaciones definidas que, como grupo, se siguen con el objetivo de determinar características distintivas en subgrupos.

Es el mejor estudio observacional posible. Las personas se comparan en función de su nivel de exposición a un factor de riesgo particular. Por ejemplo, personas alcohólicas con personas abstemias para determinar qué grupo tiene más probabilidades de desarrollar una cirrosis hepática diez o veinte años después. A pesar de que las variables de confusión pueden dificultar la determinación de una causa, suele dar una medida fiable del riesgo.

5) Estudio de caso y control: estudios que se inician con la identificación de personas con una enfermedad de interés y con un grupo control (comparación o de referencia) sin la enfermedad. Se examina la relación de un atributo con la enfermedad comparando a las personas enfermas y las no enfermas en relación con la frecuencia o los niveles del atributo en cada grupo.

Compara a las personas que padecen una enfermedad concreta con un grupo similar de personas sanas. Este tipo de estudio es más útil para las enfermedades raras. Sin embargo, los estudios de casos y controles son conocidos por producir falsos positivos, pues las personas con una enfermedad rara es más probable que recuerden sus vidas de manera diferente que las sanas, fenómeno llamado “sesgo de recuerdo”. En cáncer cerebral, por ejemplo, muchos afectados informan de haber usado el móvil en el lado de su cabeza donde desarrollaron el cáncer, sin importar si es verdad o no.

6) Estudio descriptivo, comparativo o de correlación:

6.1) Estudio transversal: es una instantánea en el tiempo. Responde a la pregunta ¿cuántas personas tienen una característica particular (como la enfermedad X) en este momento? El diseño del estudio no proporciona información sobre riesgo o causa.

6.2) Estudio ecológico: examina la enfermedad en una población. Un buen ejemplo es un estudio que utiliza un diagrama de dispersión para correlacionar el consumo promedio de alcohol y la tasa de muertes por enfermedad coronaria en varios países. Si bien proporciona indicios para futuras investigaciones, no aporta datos sobre individuos, es decir, no mide la exposición individual de una persona y el resultado de la enfermedad. Este diseño de estudio podría ser fácilmente confundido por variables externas.

7) Serie de casos o informes de casos: un paciente con una enfermedad inusual. No debe confundirse con una rareza o extravagancia, más difíciles de encontrar, sino con un cuadro quizá de diagnóstico complicado y que proporciona una lección para otros casos parecidos. Las series de casos similares tienen por lógica más fuerza científica.

8) Opinión de expertos

9) Investigación “in vitro”: investigación de laboratorio y en animales (fase preclínica)

LA PIRÁMIDE DE LA EVIDENCIA CIENTÍFICA:

EN RESUMEN:

  • Las evidencias científicas no son verdades absolutas.
  • Varían a medida que avanzan las investigaciones.
  • Pueden clasificarse según la fiabilidad.

Espero que este artículo haya sido útil para ayudar a aclarar conceptos que, quizás, puedan resultar ser algo confusos.

Debemos aprender a ser más objetivos con los estudios que consultamos y utilizar las fuentes más fiables.

Hoy en día, existen muchas cuentas profesionales en las redes sociales que publican post de estudios científicos, débiles y con poca rigurosidad.

Saber distinguir aquellas fuentes de mayor solidez y calidad es esencial para saber de qué estudios científicos se pueden extraer conclusiones más fuertes y extrapolables.

LISTADO DE FUENTES FIABLES DE INFORMACIÓN:

Medicina basada en la evidencia (5ª ed.): Cómo practicar y enseñar la medicina basada en la…
Obra clásica que aborda en un único libro dos dimensiones fundamentales de la medicina basada en la evidencia (MBE): la aplicación de esta metodología a la práctica clínica y la transmisión docente de la misma.